Los casamientos son, a los ojos de muchos, bastiones de la tradición. Mucha gente cree que hay ciertas reglas que deben seguirse: la novia debe usar un vestido blanco, la ceremonia debe tener lugar en una institución religiosa y la pareja debe cortar una torta de bodas y los novios deben bailar el vals.
Cada generación tiene sus propias características. Entienden, sienten y planean según un contexto determinado, que difiere de los anteriores y de los que vendrán. Los millennials (la nueva generación, de los nacidos entre 1981 y 1995) están rompiendo con los mandatos tradicionales, y las bodas no han quedado fuera de esta tendencia.
Los millennialls, son catalogados como egocéntricos, sin objetivos claros y con poco apego a los vínculos duraderos, están creciendo y dejan su huella en la manera de organizar uno de los eventos más esperados por una pareja: el casamiento. Es decir que han llegado para revolucionar las clásicas ceremonias de casamiento.
Para algunos esto significa abandonar el vestido blanco y tener un torta hecha de queso, y para otros significa decir sus votos en una montaña, un viñedo o una playa. Se caracterizan por ser encuentros descontracturados y originales, redefiniendo cómo debe ser una boda de manera personalizada. Esto puede incluir vestidos hippie chic, food trucks, barras libres, locaciones exóticas y mucha tecnología. Cada detalle de cualquier evento es producido por algún profesional. Wedding planners, decoradores y diseñadores son solo algunos de los especialistas que giran en torno al universo de las bodas.